Del huerto al plato: y tú, ¿qué camino eliges?

Desde el momento en que se cosecha un alimento hasta que llega a tu plato, puede pasar por diferentes puntos, cambiar de ciudad, de país o incluso de continente.

Según un informe de Greenpeace , el comercio de las gambas en Tailandia está destruyendo los manglares autóctonos. Y es que una gamba cultivada en un manglar de este país, va a viajar hacia China, donde la pelarán y la congerlarán. Luego, irá hacia algún país europeo como Inglaterra o Holanda, donde la van a rebozar y distribuir por el resto de Europa. Este proceso es causa de una cantidad elevadísima de emisiones de CO2. Además, el cultivo masivo de gambas está provocando la destrucción de los ecosistemas y la desforestación de los bosques de mangle.

El caso de las gambas es sólo uno de los muchos ejemplos de alimentos que viajan por todo el mundo antes de llegar a nuestros platos. En esta infografía interactiva puedes seguir el viaje que realizan algunos alimentos para llegar del lugar de origen hasta el plato de quien los consume.

Tal y como se explica en el informe Alimentos Kilométricos, el pienso, el pescado, los crustáceos, los moluscos, el café, el té, el cacao y las especias son los alimentos que más kilómetros recorren desde el extranjero hasta España. A continuación y a muy poca distancia vendrían las legumbres y la fruta, que también recorren una media de kilómetros elevadísima.

A continuación, te ponemos algunos ejemplos:

LOS GARBANZOS

¿Sabías que, aunque pueden cultivarse en la Península Ibérica, España importa garbanzos en grandes cantidades? La distancia media entre el agricultor que produce garbanzos y el consumidor que los compra en el supermercado es ni más ni menos que de 7.500 km. En el informe mencionado se explica que se trata de un trayecto transoceánico totalmente prescindible, puesto que este producto se cultiva localmente desde hace unos cuarenta años.

Además, el impacto en el tejido agrario local en países como México, uno de los principales exportadores de garbanzos a España, es devastador. Las condiciones laborales de un campesino que cultiva los garbanzos que llegan a nuestro plato son sumamente precarias. Según el Instituto Nacional de Estadística de México (INEGI) su salario medio no llega al equivalente a 1 € por hora trabajada (información extraída del estudio Alimentos Kilométricos).

LA SOJA

Por lo que se refiere al alimento para el ganado, la soja es uno de los productos con mayor impacto ambiental y social. Se produce, sobre todo, en los países del Mercosur, una unión comercial y económica de algunos países de Sudamérica. Comunidades enteras de la Amazonia y otros muchos territorios de Latinoamérica se ven obligadas a abandonar sus hogares a causa de los cultivos masivos de soja. En un informe de Amigos de la Tierra con el título Alerta Soja se describe de forma exhaustiva hasta qué punto la producción de la soja destinada a la producción de piensos provoca deforestación, conflictos rurales y contaminación ambiental.

Imagen de portada del informe «Alerta Soja»

Así pues, es indudable que la huella ambiental y el impacto en la población local del transporte transoceánico es muy perjudicial. Y hay cientos de ejemplos más, como los del aguacate, el kiwi, la piña, la panga, el cerdo o las gambas de Madagascar. Para conocer este y otros ejemplos de “Alimentos Kilométricos”, consulta el informe completo.

La globalización ha hecho que podamos contar con productos de casi cualquier parte del mundo, pero el coste no es asumible a nivel ambiental ni social. ¿Qué podemos hacer para combatir los efectos devastadores y altamente contaminantes del actual modelo de comercio?

PROMOVER EL COMERCIO DE PROXIMIDAD

El comercio de proximidad es una de las opciones más eficientes para combatir el modelo globalizado que impera hoy en día. Anna Moragues, investigadora sénior de la Universidad de Barcelona, habla de la alimentación como un “derecho para todas las personas» y de «la necesidad de dejar de tratarla como si fuera una mercancía». Explica que la globalización fomenta que la alimentación se considere una mercancía, mientras que el comercio de proximidad apuesta por un modelo más justo y sostenible.

Pero, ¿qué puedes hacer tú?

Puedes:

  1. Cultivar tus propios alimentos. En un huerto urbano, en el balcón de tu vivienda o en una cubierta verde, por ejemplo. Consulta la guía sobre cómo hacer un huerto (en catalán).
  2. Fijarte en la etiqueta. Los productos que adquieres tienen siempre una etiqueta con mucha información. Entre otros datos, tiene que figurar de dónde provienen los alimentos y dónde se han empaquetado. Comprar aquellos que sigan criterios de proximidad es clave para combatir la emergencia climática.
  3. Adquirir productos de temporada. Consulta el calendario de productos de temporada de fruta, hortalizas y pesca (en catalán).
  4. Ir al mercado municipal o del barrio para comprar fruta, verdura y otros productos frescos. Compartimos un artículo con algunos de los mercados de proximidad de Barcelona.
  5. Informarte del impacto que tienen los alimentos que adquieres a través de herramientas como la calculadora de las emisiones de CO2.
  6. Eliminar los ultraprocesados de tu dieta. Favorecer los alimentos frescos, que son beneficiosos para la salud y evitar procesos industriales, entre otros.

Así pues, el alimento puede ir del huerto directamente hasta tu plato o puede pasar por varios transportes, areas de procesamiento, empaquetado y almacenes, con las toneladas y toneladas de emisones de gases de efecto invernadero que esto implica a gran escala. Entonces, el modelo de alimentación que escogemos tiene efectos directos en la medio ambiente, en la sostenibilidad del planeta y en nuestra salud.

Y tú, ¿qué modelo de alimentación eliges? Te animamos a compartir tu experiencia u opinión con el hashtag #MenjaActuaImpacta en las redes sociales.