Desperdicio alimentario

¿Alguna vez has tirado a la basura comida caducada o en mal estado? ¿Has dejado comida en el plato por falta de apetito en alguna ocasión?

Todos hemos tirado comida en alguna ocasión independientemente del motivo, pero la cosa no acaba aquí, sino que en todo el proceso que va desde la producción del alimento hasta la mesa también hay una pérdida de recursos alimentarios, ya sea durante el transporte y hasta en la elección de cada producto por su aspecto, por ejemplo.

Todas estas situaciones constituyen lo que llamamos desperdicio alimentario. La realidad es que estamos desaprovechando una gran cantidad de alimento que tiene un coste muy elevado en términos de recursos ambientales asociados, algo que va más allá de la perspectiva económica y social clásica.

¡No confundamos los términos!

  • * Pérdida: conjunto de productos alimentarios cuyo destino final debería haber sido la alimentación humana y que, por una circunstancia cualquiera, queda en la explotación agrícola o ganadera.

  • * Desperdicio alimentario: conjunto de productos alimentarios perfectamente comestibles y adecuados para el consumo humano que son descartados a lo largo de la cadena alimentaria a falta de usos alternativos y acaban eliminados como residuo.

¿DÓNDE TIENE LUGAR EL DESPERDICIO ALIMENTARIO?

ALGUNOS DATOS INTERESANTES

Se estima que, en Cataluña, cada persona desperdicia unos 35 kg de alimentos al año y los costes que eso supone son los que siguen:

Huella de carbono: 59 kg de CO2 (equivalente a viajar en coche de Barcelona a Bilbao)

Huella hídrica: 2800 l de agua (equivalentes a 142 duchas).

Tierra ocupada: 302 m2 de tierra cultivada o dedicada a pasturas y prados.

Coste económico: 63 euros del presupuesto para la compra doméstica.

Los costes mencionados implican un despilfarro de alimentos en toda Cataluña por un valor de 841 millones de euros al año. En el caso de una familia de cuatro personas, equivale a la pérdida de unos 450 euros anuales.

Además de conllevar una enorme périda de recursos con los que se podría alimentar a la población con déficit nutricional, el desperdicio alimentario es responsable de un importantísimo impacto ambiental en forma de consumo de energía y emisiones de CO2, derroche de agua y desaprovechamiento de suelos agrícolas.

Fuente: Exposición Menja, Actua, Impacta; Fundesplai, Prat de Llobregat, 2022.

En todo el mundo, se pierde o desperdicia una tercera parte del alimento producido. La realidad es que mientas tiramos esta enorme cantidad de comida hay unos 900 millones de personas que sufren hambre. Si consideramos estos alimentos no utilizados, la producción de comida es suficiente para alimentar a toda la población mundial. Por tanto, la pérdida y el desperdicio de alimentos aprovechables tiene como consecuencias directa que muchas personas no tengan acceso a una alimentación nutritiva y suficiente.

Tenemos un sistema alimentario en bancarrota, que no responde a las necesidades nutricionales de las personas, sino a la lógica del mercado.

El desperdicio alimentario es, en consecuencia, un problema ambiental, social y económico de primera magnitud. Por esta causa, los Objetivos de Desarrollo Sostenible señalan como prioridad reducir la pérdida y el desperdicio alimentario un 50% antes de 2030.