Etnobotánica en nuestros pueblos

PLANTAS SILVESTRES COMESTIBLES EN ENTORNOS URBANOS

A raíz de las restricciones relacionadas con el Coronavirus hemos vuelto a salir a la naturaleza y a redescubrirla, prestamos más atención a lo que nos rodea y las plantas no son una excepción. Es sabido que los vegetales desempeñan numerosas funciones vitales para el ambiente, entre las cuales están fijar el suelo y producir oxígeno; sin embargo hay más: son una fuente de alimento imprescindible. Pero parece que lo hemos olvidado en nuestros hábitos alimentarios y por eso en este artículo nos ocuparemos de nuestras plantas silvestres comestibles, que también tenemos muy olvidadas. A continuación te describimos cinco especies de plantas que puedes encontrar cerca de tu casa y que son comestibles:

1. Hinojo – Foeniculum vulgare

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Fuente: Hinojo – Herbari Virtual del Mediterrani Occidental. Universitat de les Illes Balears.

Con el hinojo se puede prepara una gran variedad de productos: aceites, infusiones, brotes tiernos rebozados, con sus semillas, ensaladas, etc. Te proponemos un par de recetas para que pruebes: vinagreta con flores de hinojo y refresco con hojas de honojo.

  • ¿Qué aporta? El hinojo es una planta aromática que puede recordar al anís y aporta sodio, potasio, vitaminas A, C y B-6, hierro, magnesio y fibra.
  • Recolección: Las hojas se recogen de verano a primavera y las raíces y semillas en otoño.

2. Ortiga – Urtica dioica

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Fuente: CeDocBiV, Ortiga – Herbario virtual de la Universidad de Barcelona.

Con la ortiga también podemos preparar muchas recetas diferentes, por ejemplo, un salteado, tortilla, croquetas, sopa, o añadirlas a la lasaña o a una quiche. Te proponemos una receta fácil de sopa de ortiga.

  • ¿Qué aporta? Es una fuente de calcio, magnesio, hierro, manganeso, ácido fólico, provitamina A y B-2 y, sobre todo, vitamina K. Por lo tanto, es un alimento muy nutritivo. Además tiene efectos diuréticos y depurativos, y se suele usar para la anemia o como preventivo para la caída del cabello.
  • Recolección: Se la puede encontrar todo el año, ya que puede cultivarse, aunque la mejor época para cosechar plantas silvestres va de la primavera al otoño.

3. Malva – Malva sylvestris

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Fuente: CeDocBiV, Malva – Herbario virtual de la Universidad de Barcelona.

Las hojas de la malva se utilizan en ensaladas, sopas y cremas. Las flores, en cambio, se usan en pastas e infusiones. Las primeras tienen poco sabor, en cambio las segundas son más coloridas y suaves. Te proponemos una receta de malva con garbanzos.

  • ¿Qué aporta? La malva aporta fibra, vitamines A, B i C, sales minerales, antioxidantes.
  • Recolección: Se recoge de marzo a octubre, las hojas antes de la floración. Se la puede encontrar en descampados, solares abandonados y caminos.

4. Madroño – Arbutus unedo

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Fuente: CeDocBiV, Madroño – Herbario virtual de la Universidad de Barcelona.

Los frutos del madroño se pueden consumir sin transformar, en estado natural, en cuyo caso se suele consumir la pulpa y descartar la parte exterior, o preparados en conservas con almíbar, mermeladas, gelatinas, siropes y salsas para carnes, quesos, frutos secos o patés. Cabe decir que los frutos muy maduros pueden contener hasta un 0,5% de alcohol debido a su fermentación. A continuación te dejamos varias recetas con madroño.

  • ¿Qué aporta? El madroño tiene un sabor dulce y es rico en vitaminas y antocianinas. Además, tiene efectos antioxidantes y cardioprotectores.
  • Recolección: El madroño florece en otoño y sus frutos se recogen entre octubre y diciembre. Gracias a sus frutos característicos, es muy fácil identificar entre la vegetación típica mediterránea, de la cual es un elemento común.

5. Borraja (hojas, flores y semillas) – Borago officinalis

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Fuente: CeDocBiV, Borraja – Herbario virtual de la Universidad de Barcelona.

La borraja es una planta que se puede consumir en su totalidad: hojas, flores y semillas. En el Mediterráneo se utiliza principalmente en ensaladas, aunque también se usa en caldos. Ademas, las hojas se suelen comer cocidas, rebozadas o fritas. En cuanto a las flores, se suelen consumir en vinagretas, rebozadas o con azúcar. Como en los casos anteriores, te dejamos un par de recetas para que las pruebes: borrajas rellenas con patatas y parmesano y una receta rica en proteínas, garbanzos, tofu, ortigas y borraja

  • ¿Qué aporta? La borraja es fuente de fibra, carbohidratos y vitaminas. Se dice, además, que tiene propiedades diuréticas y antiestrés.
  • Recolección: Las hojas se recogen en abril y las semillas a partir de mayo. La planta se puede encontrar fácilmente en caminos y descampados, donde se la puede identificar fácilmente gracias a sus flores azules.

VALE, PERO ¿CÓMO SE COCINA UNA PLANTA SILVESTRE?

¿Qué partes son comestibles? En general, se puede consumir las raíces y los tubérculos, las hojas y los tallos, las flores, los frutos y las semillas, pero todo dependerá de la especie.

Por otra parte, debemos ser cuidadosos para no tener perjuidcar nuestra salud cuando comencemos a cocinar con especies silvestres y, por eso, es importante tener en cuenta las consideraciones siguientes:

  • Asegurarnos de identificar correctamente la planta.
  • Tener cuidado con las cantidades. Se debe usar la cantidad adecuada, ni más ni menos.
  • Controlar que la planta esté en buen estado. Por ejemplo, revisar que no esté infectada por hongos u otros parásitos.
  • No coger plantas a la vera del camino, ya que es más fácil que estén contaminadas con orina de perro o que hayan sido pisoteadas. Además, las plantas del camino suelen contener más nitratos.
  • Hay plantas que excretan sustancias tóxicas y hay que tener cuidado de no tocarlas para prevenir irritaciones y envenenamientos. Un ejemplo de lo primero es el látex de la cerraja (Sonchus tenerrimus).
  • Comprobar si existe una práctica culinaria concreta para una especie determinada o si se debe evitar cocinarla de alguna manera específica.
  • Comprobar la planta que nos interesa no pueda agravar alguna patología preexistente.
  • Evitar cocinar las plantas con sabor ácido.
  • Algunas plantas tienen una especie de pellillos en los tallos y las hojas que son irritantes para las mucosas del tracto digestivo. Es mejor evitarlas.
  • No recoger plantas comestibles que tengan las hojas secas, marchitas o de mal aspecto.
  • ¡Recuerda que antes de cocinar una planta silvestre comestible debes lavarla bien!

Por todos los motivos expuestos, te recomendamos que antes de buscar o utilizar plantas silvestres comestibles consultes manuales autorizados, a fin de aprender y prevenir posibles daños.

LA ETNOBOTÁNICA: QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE

Se ha definido la etnobotánica de maneras ligeramente diferentes según la época y el autor de que se trate, pero en términos generales te proponemos estas dos definiciones:

  • Desde el punto de vista científico, se trata de una disciplina que estudia las relaciones entre los vegetales y los seres humanos.
  • Desde una perspectiva antropológica, la etnobotánica alude al patrimonio etnográfico referido a los vegetales, es decir, se trata de la ciencia que describe las costumbres y tradiciones de los pueblos en relación con los vegetales.

En última instancia, ambas definiciones son dos caras de la misma moneda, ya que su denominador común es la integración del conocimiento tradicional con el conocimiento científico (Luna-Morales, 2015).

Uno de los objetivos principales de esta disciplina es el conocimientos de las plantas y su utilidad en la cultura popular tradicional. Cabe decir que en las últimas décadas la etnobotánica ha experimentado un desarrollo notable en nuestro territorio. De hecho, España es uno de los países europeos con más estudios etnobotánicos académicos (Morales et al., 2011).

Por otra parte, hasta hace no demasiados años, la transmisión oral de estos conocimientos y los usos de las plantas eran imprescindibles para nuestra supervivencia porque tenían una función vital. En otras palabras, era necesario un conocimiento adecuado de las plantas que ofrecían un servicio básico dado. Sin tal conocimiento, ese servicio no podía conseguirse. En cambio, en la actualidad obtenemos el servicio sin necesidad de conocimientos botánicos. Por ejemplo, si nos duele la garganta tomaremos un antiinflamatorio o un antibiótico según sea el diagnóstico del médico, cuando nuestra abuela o bisabuela seguramente habría recurrido a una infusión de tomillo y limón o algo comparable.

Por eso hoy en día no sabemos casi nada de los usos tradicionales de nuestras plantas. Pero hay más: hay un salto generacional causado por el despoblamiento rural y los cambios socioculturales que impiden la transmisión oral de estos saberes. En consecuencia, se ha perdido gran parte de ese rico patrimonio etnobotánico y es urgente recopilar lo que aún queda porque no sólo perdemos el conocimiento sobre el uso de las plantas, sino una parte esencial de la identidad y personalidad cultural de cada territorio (Pardo de Santayana y Gómez Pellón, 2002). También es importante resaltar que este conocimiento etnobotánico, un bien intangible, no ha recibido suficiente atención en el ámbito académico ni gran valoración social hasta hace poco tiempo, algo que también ha influido en la situación.

Afortunadamente, en la actualidad se está potenciando la etnobotánica en el ámbito de la divulgación gracias a entidades y organizaciones que se dedican a ella y su mencionado auge en el ámbito académico. Estas son buenas noticias, ya que la etnobotánica podría constituirse en una herramienta fundamental para la conservación de la biodiversidad (Morales et al., 2011).

Principales aplicaciones de las plantas:

  • Medicinales. Las especies de uso medicinal han desempeñado un papel influyente en nuestra sociedad, algo obvio dado que, por sus propiedades paliativas y curativas, de ellas dependía la salud y la supervivencia de muchas personas. En particular, en la España peninsular se utilizan con fines medicinales unas 1200 especies de plantas, poco más del 15% de la flora del país (Morales et al., 2011).

¿Sabías en en cada casa había un botiquín vegetal con las plantas que servían para tratar las dolencias más comunes? Estas afecciones incluían resfriados, diarreas, dolores estomacales, intestinales y musculares, heridas y hematomas. Había, por lo tanto, un conocimiento generalizado del uso medicinal de las plantas, pero además, en cada región, había plantas que sólo conocían los curanderos, sanadores y «los que saben de hierbas». Se tiene constancia de que algunas de estas personas conocían más de mil remedios y eran auténticos expertos en la materia. Estas personas, en todo caso, no eran médicos pese a que ejercían como tales por sus conocimientos empíricos.

  • Alimentarias. Tenemos muchos más productos alimentarios derivados de las plantas de lo que creemos. Además de las típicas frutas, verduras y hortalizas que acuden de inmediato a nuestra mente, hay bebidas (licores e infusiones), golosinas (hechas con flores y raíces), conservantes, salsas, aceites y harinas. Hay, por tanto, un ejército de plantas silvestres que se consumían tradicionalmente y no en la actualidad, ya sea por desconocimiento o bien porque no suelen encontrarse en la industria alimentaria local. Esto tiene como consecuencia que, a nivel mundial, se consuma un porcentaje muy bajo de las plantas comestibles disponibles. Más todavía, provoca un efecto directo de pérdida de biodiversidad, dado que se dejan de conservar numerosas especies vegetales.
  • (Fito)cosméticas. Aceites, cremas, ungüentos, maquillajes, sérums, dentífricos, champús, suvizantes y exfoliantes son algunos de los productos que podemos crear a partir de las plantas que recolectamos en nuestro entorno más cercano. No son procesos demasiado complicados ni se necesitan utensilios especiales; sólo es necesario tener tiempo y motivación. Las plantas más habituales utilizadas son las aromáticas como la menta, el romero y la lavanda.
  • Otros usos: Entre estos se cuentan los usos ornamentales de tintes y pinturas basados en pigmentos vegetales o la realización de impresiones botánicas, es decir, estampados de plantas sobre un papel o un tejido. Otras aplicaciones incluyen la producción de inciensos naturales enriquecidos con aceites esenciales vegetales. Por último, las plantas se utilizan también en la fabricación de productos de limpieza como detergentes capaces de sustituir otros limpiadores contaminantes, con los cuales, además, se eliminan los envases de plástico.

¿TE GUSTARÍA APRENDER MÁS SOBRE ETNOBOTÁNICA?

A continuación te dejamos una lista de enlaces a entidades y organizaciones relacionadas con la etnobotánica para que puedas conocer los proyectos, cursos y otras actividades de divulgación que ofrecen:  

Finalmente, te dejamos otros dos enlaces para que consultes los usos y aplicaciones de las plantas, así como los trabajos relacionados con ello: uno a la Web Etnobotànica dels Països Catalans (en catalán; Garnatje, Gras, Parada, M., Parada, J., Sobrequés y Vallès, 2020) y, el otro a Recetas con plantas comestibles.