Salud planetaria

¿Qué es la salud planetaria? ¿Qué relación tiene con los sistemas alimentarios sostenibles?

La salud planetaria es la consecución del nivel más alto posible de salud, bienestar y equidad en todo el mundo mediante una gestión sensata de los sistemas humanos (políticos, económicos y sociales) sin comprometer el futuro de la humanidad ni de los sistemas naturales del planeta. Dicho de modo más simple: la salud planetaria es la salud de la civilización humana y el estado de los sistemas naturales de los que ella depende. Estos sistemas naturales deben permanecer siempre dentro de unos límites ambientales seguros (Whitmee et al., 2015; Brousselle y McDavid, 2020).

La actividad humana ha causado numerosos impactos en los sistemas naturales de la Tierra, en concreto en su biosfera, hidrosfera, edafosfera, atmósfera y geosfera, y ha alterado su composición y dinámica. Obviamente, esto es un problema porque de esas esferas dependen la salud y bienestar de las personas.

¿DÓNDE PODEMOS DETECTAR UN PUNTO DE INFLEXIÓN EN ESOS IMPACTOS?

La clave es la Revolución industrial. Desde entonces, la sociedad se ha movilizado con el objetivo de explotar los recursos y ha entendido el crecimiento económico como sinónimo de bienestar. Este paradigma ha dado lugar al crecimiento de la población, el aumento de la esperanza de vida y la reducción de la mortalidad infantil y la pobreza extrema, pero también ha comprometido nuestro medio natural (Brousselle y McDavid, 2020).

Además de la lucha por la conservación del medio ambiente y la explotación sostenible de los recursos naturales, se ha empezado a tomar conciencia de que tenemos un planeta enfermo, es decir, llevado al límite sin ninguna estrategia real de cuidado, lo que hace cada vez más baja la calidad de vida de las personas, hasta el extremo de producirles la muerte. La promoción de la salud ha prestado mucha atención a los determinantes sociales y a la equidad, pero comparativamente muy poca a los determinantes ecológicos.

Esto también supone un problema, porque los determinantes más fundamentales de la salud son los sistemas naturales que hacen que la Tierra sea habitable porque nos proporcionan aire, agua, alimentos, combustibles y materiales para la vida. Sin embargo, los sistemas naturales están amenazados por el mismo desarrollo económico y social que hemos creado para satisfacer los determinantes sociales de la salud. Asimismo, los beneficios y las cargas de este desarrollo se distribuyen de manera desigual, dando lugar a una injusticia tanto ecológica como social (Hancock, 2021).

La Organización Mundial de la Salud se suma a estas declaraciones y reafirma que la naturaleza es la fuente de la salud humana. Por tanto, y sin ningún tipo de duda, la tarea más crucial a la cual se enfrenta la promoción de la salud en el siglo XXI es la de orientar su atención hacia la salud planetaria.

CAMBIO CLIMÁTICO Y SALUD HUMANA

A pesar de que es difícil atribuir los cambios de salud observados en una población al cambio climático reciente, los datos sugieren un patrón coherente de cambios asociados al clima y al tiempo atmosférico en muchas regiones del mundo. Los riesgos afectan a las personas de manera desigual y se ven amplificados especialmente en las regiones más pobres y vulnerables, a causa de las altas tasas preexistentes de enfermedades y dolencias sensibles al clima. Si el mundo se calienta entre 3 y 5 ⁰C en 2100, las consecuencias para la salud, directamente y a través de una interrupción social y económica masiva, será grave (McMichael, 2014).

Hoy, la combinación del incremento de la población humana, una clase media global de consumidores en expansión, una actividad económica intensificada y las tecnologías dominantes están ejerciendo presiones excesivas sobre los sistemas biofísicos y ecológicos naturales que forman el sistema de soporte vital de la Tierra. Con todo ello se llega a una situación de sobrecarga planetaria por la cual peligran el bienestar, la salud y la supervivencia de las poblaciones humanas y de otras especies (McMichael, 2014).

A continuación se listan algunos ejemplos de procesos y situaciones que muy probablemente sufrirá la especie humana a raíz de las nuevas condiciones planetarias:

  • la exposición a un calor y radiación excesivos,
  • peligros físicos debidos a acontecimientos meteorológicos extremos,
  • migraciones masivas y conflictos bélicos,
  • alteraciones en la polinización,
  • alteraciones en el funcionamiento de los ecosistemas (desacoplamiento de los ciclos vitales de las especies y cambios en las relaciones tróficas),
  • cambios en las cosechas y su rendimiento,
  • cambios en la salud del ganado del cual dependemos,
  • mayor transmisión de enfermedades infecciosas,
  • alteraciones en las relaciones sociales y económicas,
  • pérdida o modificaciones de puestos de trabajo y
  • conflictos provocados por la escasez de recursos relacionados con el clima (agua, alimentos, suelo habitable, etc.).

SALUD PLANETARIA Y ALIMENTACIÓN

Para mantener la salud planetaria, las actividades humanas deben utilizar los recursos finitos de la Tierra dentro de ciertos límites y evitar la degradación ambiental. En el ámbito alimentario sabemos que la agricultura ocupa casi el 40% de los suelos de todo el mundo y que la producción de alimentos es responsable de hasta el 30% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero y utiliza el 70% del agua dulce disponible (EATLancet, 2022).

En consecuencia, los sistemas alimentarios representan un uso sustancial de los recursos naturales y contribuyen de manera considerable al cambio climático. A la vez, amenazan la salud humana a causa de la inseguridad alimentaria que provocan. Asimismo, los patrones alimentarios actuales, ricos en productos animales y con excesivas calorías, son perjudiciales tanto para la población como para la salud del planeta (Fresan y Sabate, 2019).

Los sistemas alimentarios sostenibles son un componente importante de una estrategia eficaz de salud planetaria (Canavan et al., 2017) para:

  • promover la nutrición;
  • minimizar la huella ambiental, o sea, la creciente demanda de alimentos y el aumento de la producción y el consumo de carne en las últimas décadas en medio de la disminución de la disponibilidad de tierras cultivables y agua;
  • reducir la amenaza de las enfermedades infecciosas debida a la intensificación de la producción ganadera -consecuencia del proceso mencionado en el punto anterior-, la cual tiene un grave impacto, así como a la limpieza de tierras para la agricultura, que altera los ecosistema y aumenta las interacciones entre humanos y fauna, con lo cual aumenta el riesgo de proliferación de enfermedades zoonóticas.

Desde esta líneade pensamiento, la Comisión EATLancet propone una dieta global de salud planetaria:

Fuente: Eat – Lancet.

Como puede observarse en la figura, se trata de una dieta a base de alimentos vegetales, en la cual los cereales integrales, las frutas, las verduras, los frutos secos y las legumbres abarcan la mayor proporción de los alimentos consumidos. La carne y los lácteos constituyen partes importantes de la misma, pero en proporciones significativamente menores.

PARA FINALIZAR

La práctica diaria de salud planetaria nos puede ayudar a prosperar conectándonos con la naturaleza y el mundo, convirtiéndonos en administradores de nuestro entorno (Rogers, 2021).